El festival Sagunt a Escena continúa con su programación con la presencia del clásico de Valle Inclán, ‘Divinas palabras‘. Una producción dirigida por José Carlos Plaza, y con un reparto de once actores formado por María Adánez, Javier Bermejo, Alberto Berzal, María Heredia, Chema León, Carlos Martínez Abarca, Ana Marzoa, Diana Palazón, Luis Rallo, José Luis Santar y Consuelo Trujillo.
Las representaciones se realizan los días 24 y 25 de agosto a las 22:30 horas, en el Teatro Romano de Sagunto.
La obra, publicada en 1920, no se estrenaría hasta 1933 en el Teatro Español de Madrid bajo la dirección de Cipriano de Rivas Cherif y protagonizada por Margarita Xirgu y Enrique Borràs.
Escrita en 1919 y publicada en 1920, ‘Divinas palabras’ se sitúa en un momento en el que Ramón María del Valle Inclán da forma a su visión esperpéntica de la realidad. Dividida en tres jornadas, la obra se centra en la figura de un idiota, hidrocéfalo, que al morir su madre es visto por sus tíos como una fuente de ganancias exhibiéndolo por las ferias como una especie de monstruo que por un lado despierta la compasión y por otro es objeto de burlas grotescas.
‘Divinas palabras’ es una de las obras fundamentales del teatro español del siglo XX, en palabras de su director, José Carlos Plaza, que se ha enfrentado al texto en diversas ocasiones, “el exponente más moderno, el engranaje más perfecto y el cenit en el que el teatro español alcanza su máximo nivel, hoy en día aún no superado”.
Es una obra claramente agresiva, a veces brutal. Inmersa en las raíces de un pueblo que, sin perder su pasión, se mueve por el instinto y no por la razón; un instinto deformado que le lleva a cometer actos inimaginables y a sacudir los pilares de la sociedad burguesa. Y todo ello, con un ácido humor negro, desde el concepto de la familia, como una unión forzada que se usa como tabla de salvación, al concepto del dinero como auténtico dios que lo domina todo. Desde la miseria social y moral, al concepto de orden establecido, también él, corrupto y mezquino. Y dominándolo todo, la religión: la gran mentira que todo lo traga, lo digiere y lo domina.