El director Fernando González Molina presentó ayer en València Legado en los huesos, la segunda película de la trilogía basada en las novelas de Dolores Redondo que llegará a los cines el 5 de diciembre. La ha rodado junto a la tercera entrega, Ofrenda a la tormenta, que se estrenará el año que viene. Esta decisión le ha permitido ofrecer una “continuidad más real” pero con la premisa de que no sea imprescindible haber visto la primera para entenderlas.
Desde que saltara a la fama con Fuga de cerebros ha dirigido películas románticas muy aclamadas por el público como Tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti o Palmeras en la nieve, también su paso por El barco y Los hombres de Paco le ayudaron a ganarse un nombre. El pamplonés tiene muy claro que no quiere que se pierda la “magia del cine”, con la premisa de “adaptarse a los nuevos tiempos”.
P: ¿Cómo se puede conseguir en una trilogía rodar tres películas de manera independiente?
R: Volviéndote un poco loco (risas). Las novelas no funcionan de manera independiente pero nosotros creíamos que era importante porque el Legado en los huesos reinicia la historia recogiendo algunas ideas de la primera. Queríamos que el espectador la entendiera sin necesidad de haber visto El guardián invisible.
P: ¿Te ha costado mucho documentarte más allá de la novela?
R: La trilogía es muy extensa y te da mucha información. También es verdad que investigué bastante sobre los agotes, la Inquisición, el pasado de brujería en el Baztán… En realidad ya estaban muy bien recogidas en las novelas de Dolores Redondo.
P: ¿Cómo se ha enfrentado al constante cambio de género en su filmografía?
R: Ha sido casualidad porque no hay un plan preconcebido y más en este país. Vas trabajando según vas pudiendo. También ha sido fruto de no repetirte y de hacer cosas distintas, no quiero hacer siempre lo mismo. Recuerdo que cuando hicimos Tres metros sobre el cielo me ofrecieron muchos proyectos similares, igual que con Palmeras en la nieve. Entonces, siempre quieres hacer algo distinto.
P: En ese sentido, ¿no te gusta encasillarte?
R: No, me parece interesante rodar cosas distintas. En el caso de Palmeras en la nieve me apetecía, una peli tan compleja y romántica con tantos años y rodajes en países distintos… En el caso de la trilogía me parecía que tenía aspectos mucho más dramáticos, muy alejados de lo adolescente. Voy haciendo el cine que me apetece contar en cada momento, sino igual me volvería loco.
P: Empezar con el boom de Fuga de cerebros hizo que tu carrera creciese a pasos agigantados.
R: Sí, pero cuando hice Palmeras en la nieve sacó una barbaridad en taquilla. De repente era: “¿Y ahora qué?”. Después hicimos El guardián invisible con una ambición comercial distinta y fue menos taquillera. Hay que saber que cada largometraje va para un determinado público. No puedes dirigir solo pensando en que sean películas muy comerciales porque sino acabas siendo poco honesto a la hora de contar. Creo que tienes que hacer las que te apetezcan.
P: El hecho de que haya tanto nivel cinematográfico en la actualidad, ¿es algo que motiva a trabajar o que preocupa para la taquilla?
R: Es difícil luchar en una cartelera tan llena de títulos y más ahora con las plataformas digitales porque hay muchísima oferta. Destacar en el mogollón de películas es complicado. Yo, la verdad, que he tenido suerte en eso porque siempre han sido estrenos grandes. Ahora, por ejemplo, estrenamos el día 5 de diciembre y son fechas complicadas por el puente, Star Wars a la vuelta de la esquina y el exitazo de Frozen II. También son públicos distintos.
P: Has sabido sacarle rendimiento a las plataformas, actualmente estás con la serie de Movistar Paraíso. ¿Dónde unos ven una amenaza tú has sabido encontrar el hueco?
R: No, de hecho la serie es de Movistar y mi próxima película, posterior a la trilogía, es de Netflix. Será un poco a la manera de Roma o de Elisa y Marcela con estreno en algunas salas y luego estará en la plataforma. Es una película ambiciosa y cara. Nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos y yo creo que las plataformas te dan la libertad de financiarte los proyectos de manera completa y poder rodarlos. Solo espero que no se pierda la magia de estar en una sala de cine.
P: ¿Cuáles son las principales diferencias que has encontrado entre dirigir series, películas o documentales?
R: Son tres géneros totalmente distintos. En el caso de la televisión ganas mucho ‘músculo’ como director porque tienes menos tiempo y dinero, con lo cual te toca rodar más rápido. Por otro lado, llegas a mucha más gente más rápido y, normalmente, con más repercusión sobre todo en la época en la que yo hice televisión que no había tanta plataforma. Me acuerdo que los capítulos que hacíamos en El barco tenían 6 millones de espectadores. En los documentales es todo lo contrario porque cuentas con menos dinero y muchas menos salas, eso me liberó de la sensación de la taquilla. Nosotros tenemos que hacer cosas y contar historias.
P: ¿Cómo te organizas para estudiar sobre tus proyectos, dirigirlos y, mientras tanto, promocionar los que se van estrenando?
R: Vivo un poco loco. Estoy ahora mismo en plena preproducción de la serie que empiezo a rodar el 8 de enero. Hoy me he levantado a las siete para una reunión, luego me monto en un AVE para presentar la película, aquí, en València… Es un lujo. Cuando estaba en Pamplona estudiando en la universidad nunca pensé que podría dedicarme a esto, con lo cual rezo cada día para poder vivir del cine que me gusta.
P: Hasta la fecha, ¿cuál es la película que más te ha gustado?
R: Es difícil. Ahora mismo me siento muy orgulloso de haber hecho la trilogía. Palmeras en la nieve fue una experiencia muy compleja y que tuviera tanto éxito es algo que me gusta. Cada una me ha dado cosas distintas. La primera (Fuga de cerebros) la rodé sin ninguna presión porque no sabía como iba a ir y ver que funcionó tan bien… Voy probando cosas.